lunes, 21 de febrero de 2011

Roscón de reyes (1)

Esta entrada llega con mucho tiempo de retraso. Me la debía hace tiempo, de hecho, desde que inicié el blog, pero siempre la iba dejando a un lado. Pero con la publicidad que me están dando en la bitácora amiga de la Asociación Pifia (¡gracias, amigos!) y con entradas como ésta, es imposible dejarlo para más adelante. En el enlace que acabáis de ver, podéis contemplar una figurita de roscón de reyes que ya quisiera haber tenido en las manos alguna vez, así que toca hablar ya de este socorrido pero escaso elemento para nuestras partidas: la figurita del roscón.

El roscón de reyes (o tortel de reyes, como se llama en mi terruño), es un bollo dulce de forma toroidal (una rosca, vamos). Se come el día 6 de enero, el día de los Reyes Magos, y es típico español, aunque la Wikipedia también indica que se come, además, en Argentina, México y Portugal. En Catalunya, por ejemplo, es el postre tradicional de la jornada, muy esperado por los pequeños porque contiene una sorpresa dentro.
La historia de este dulce cuenta que en su interior se escondía un haba, y quién la encontraba en su porción, era coronado rey de los allí presentes, tradición que vendría ya de las saturnales romanas. La evolución de esta tradición ha cambiado un poco ese guión, y actualmente lo normal es que el roscón contenga una o más figurillas (habitualmente de reyes magos), y un haba. Este cambio implica que quien se corona rey de la fiesta es quien encuentra la figurilla (para lo cual los roscones suelen venir acompañados en su caja por una corona dorada de cartón), y quien encuentra el haba es el que tiene peor suerte; de hecho, la tradición reciente implicaba que era quien pagaba el roscón, para su disgusto y regocijo de los demás.

Este rollazo (como no, ampliable vía Wikipedia y libros muy recomendables), como les decía al principio, viene a cuento de uno de los elementos improvisados de juego que gozan de más veteranía en nuestro grupo: las figurillas que vienen en el roscón. El caso es que, si hay niños de por medio, cualquier adulto puede ir despidiéndose de quedarse con la figurilla aunque le haya tocado en el reparto. Pero como cuando uno compra un roscón, se lo dan con figura y haba tenga usted niños o no, a poco que compre alguno que otro para llevar a sus amigos, o en su familia no haya críos, puede acabar con una colección respetable. Además, se trata de una caza muy señalada: piense que sólo las puede conseguir una vez al año. Ésta es la captura que conseguí el pasado día 6 de enero, después de un montón de suerte y la colaboración de mis queridas hijas, que conocen muy bien los delirios del friki que tienen por padre:



Como siempre, pongo una figura de las "normales" para que vean el tamaño. La segunda foto corresponde a mi colección personal, que viene a ser menos de la mitad de lo que tenemos en el grupo, pero ya una cantidad respetable y variada (no en vano, son unos 12 años acumulando, con la colaboración de parientes y amigos). Como pueden ver, algunas de las figuras son, por decirlo claro, horrendas, y otras tienen su gracia. Para mi, lo mejor de estas figuras es su tamaño, muy estándar, y la estabilidad que ofrecen en la mesa la mayoría de ellas.



¡Buena caza el próximo enero!