Mazurca para dos muertos... y pipas para no muertos

Cuando mi querido Whitebeast leyó este blog, me indicó muy acertadamente que lo hubiese podido iniciar hace muchos años, siempre que hubiese sabido entonces cómo crear uno (realmente, hablo de hace bastante tiempo atrás).

La anécdota a la que se refería tuvo lugar en una partida de Advanced D&D, de nivel bajo, en que nuestros Pjs llegaban a un pequeño pueblo que resultaba invadido por una horda de zombis. La cantidad de enemigos era tan desorbitada, y más comparada con lo que nos habíamos encontrado hasta el momento, que la máster abrió un paquete de pipas y, directamente, las esparció sobre la pizarra. Cada pipa era un zombi, y conforme los íbamos matando, nos las íbamos comiendo. El número disminuía poco a poco, pero tardamos horas en devorarlas todas y, desde ese momento, mi PJ tomó niveles de ranger y eligió No muertos como enemigo predilecto (pese a que, desde el punto de vista táctico, es algo poco beneficioso). Al margen del uso de figuras de reyes de tortel, creo que fue el primer uso improvisado de elementos no roleros en una partida para señalar la posición de los enemigos.



Ya que no hay fotos de aquel evento, hemos recurrido a una –ejem- dramatización de los hechos. Como pueden ver, el uso de las pipas como figura no es el mejor ejemplo del uso táctico de cuadrados de 1,5 m de lado, ataques de oportunidad, ni ocupación masiva de un solo cuadrado por parte de múltiples criaturas, pero ver tanto enemigo junto agobia un montón a los jugadores y, cuando tienes el nivel justito para sobrevivir a ese encuentro y eso sin hacer ninguna tontería ni sacar pifias, es algo que sube mucho la adrenalina y le da mucha vidilla a la partida.



El tamaño de las pipas también las hace ideales para encuentros con enjambres y grupos de ratas, sabandijas grandes, etc.